Por Miodrag Borges
Una de las dudas más recurrentes cuando hablamos de microbiota, sobre todo en los casos de personas con problemas digestivos, reside en qué aspectos debería atender especialmente si quisiera recuperar ese equilibrio microbiano.
Pues aquí llega la primera buena noticia. No hace falta hacer nada especialmente diferente a lo que es cuidarse desde una órbita clásica. Como suelo decir, cuidar de nosotros es cuidar de la microbiota. Con esto quiero decir que una alimentación saludable basada en buenas fuentes de grasa y proteína, con una base de hortalizas, verduras y fruta y acompañada de hidratos de carbono de calidad, adaptados a los requerimientos de cada persona, puede ser suficiente.
Igual de relevante será evitar aquello que nos daña a nivel alimentario. Grasas de baja calidad, aditivos, alcohol…
No obstante, hay que ser claros en este punto. Sólo con el apartado nutricional no basta. La actividad física, el control del estrés, el descanso o evitar la exposición a disruptores endocrinos serán aspectos relevantes.
Ahora bien, sí que existen maneras de maximizar el cuidado de la microbiota a través de los alimentos y aquí entran en juego los probióticos y los prebióticos.
Para quien no lo sepa y resumiendo mucho, los probióticos serían microorganismos vivos que queremos incorporar a nuestro organismo y los prebióticos el alimento para los que ya residen en él.
En este sentido, los alimentos fermentados son muy interesantes. Yogur, kéfir, verduras fermentadas, chucrut, kombucha…, e incluso algunas aceitunas frescas, por citar algunos.
Y en el caso de los prebióticos (que siempre serán fibra), las verduras y frutas, los cereales integrales o los tubérculos, serán las principales fuentes.
Pero fíjate que no nos salimos demasiado de lo que entendemos como una alimentación saludable de manera genérica.
Es por ello que en ALTUM Foods intentamos ofrecerte elaboraciones que te ayuden en este sentido.
Fermentados todavía no tenemos. Pero tiempo al tiempo…
Un abrazo